El agua y el vino, la humanidad y la divinidad juntas
El pasado domingo escuchábamos en la homilía el primer milagro de Jesús: Convertir el agua en Vino. El resultado devolver la alegría a la fiesta a una comunidad. Jesús es el Vino Nuevo y en definitiva le buscamos en nuestra vida no por el vino sino por su presencia en la especies de Pan y Vino. De tal manera que le buscamos ahora para “Embriagarnos de la Sangre de Cristo” en la misma Eucaristía y anticiparnos al Banquete Celestial. Me recuerda el estribillo de la canción “Vino transformado en la Sangre del Señor”. El agua y el vino, la humanidad y la divinidad juntas en la persona de Cristo. De Grecia y Roma, de Dionisio y Baco los dioses del vino. De esta manera las prácticas cristianas descienden de estas dos civilizaciones. No podemos desvincular el vino del culto cristiano. En mi tarea en donde destilo plantas medicinales y esencias florales, el licor juega un papel importante para potenciar las propiedades de las p...