Ser Cristo-aroma en vida y Santo Perfumado para la Eternidad

 

Fragancias del Espíritu Santo

Cuando Francisco de Asís bajo del caballo y abrazó al leproso…ya no percibió el olor a carne putrefacta…percibió un olor suave y agradable que transformó su orgullo. Fueron los pecados de Francisco de Asís que fueron perdonados.  La misericordia de Dios es perfume derramado sobre el pecador.

Los perfumes y la santidad tiene una base bíblica: Cantar de los Cantares  4, 14 La Iglesia es un jardín exquisito de suaves perfumes.  2Cor 2,15 San pablo nos dice que nosotros “somos para Dios el buen olor a Cristo”.  El Paraíso se describe como suavidades olorosas.  San Pedro Damían atribuye a estos perfumes la función de anunciar “la alegrías celestiales”.

Añoramos los olores del paraíso en donde cumplíamos la Voluntad Divina, en su ausencia extraemos olores exquisitos de plantas y flores para venderlos a buen precio, pero deseamos obtener la mejor esencia de la naturaleza como si fuera un tesoro.  Pero hay aromas que no podemos explicar su origen a ello llamamos osmogénesis.  La aparición de la Virgen Santísima es precedida por aromas a rosas.  Algunas personas han percibido olores a Rosas cuando sus seres queridos han fallecido y éstos han sido devotos en su vida a la Virgen María quien acude en el momento de la muerte siendo ésta una promesa.

Hemos visto Santos que han obtenido esta gracia divina, los estigmatizados despedían un olor que venían de sus llagas. Un perfume de extrema suavidad y dulcísimo que puede durar minutos, horas e inclusivo siglos después  que impregnan sus cuerpos, los lugares donde estuvieron o las sepulturas que abren que nos permiten identificar con certeza que allí reposan restos o reliquias de mártires y santos.

El Padre Pio despedía de sus estigmas en vida un olor a violetas, lirios, rosas, incienso y tabaco fresco.  Un olor característico que se sentía en los lugares donde realizaba sus bilocaciones.  O cuando alguien hablaba del Padre Pío sentía en el lugar su aroma. Y una manera de estar cerca de sus fieles era a través del perfume.

Cuanto deseamos Oler a Cristo y morir en olor a santidad!  Ser Cristo-aroma en vida y Santo Perfumado para la eternidad.

Un aroma que se nos hizo esquivo con el pecado, una pecadora que lavó sus pecados ungiendo de perfume de alabastro con ungüento finísimo al mismo Cristo en vida al inicio de su vida ministerial en donde esta mujer obtuvo el perdón de sus pecados y al final nuevamente se repite el ungir a Cristo esta vez en su cabeza con Esencia de Nardo como preludio a la Pascua, desde ya lo incorruptible es asociado al perfume. El aroma de Cristo en la Cruz, es tan solo Amor derramado por nosotros.  Su preciosa sangre es perfume de Salvación.  El perfume que se percibe del Santo de los Santos es la puerta de entrada a la eternidad.  Realmente nos espera un Jardín Celestial donde moraremos eternamente.

De que sirven las flores en un velorio sino para tapar nuestra podredumbre, pero el perfume de Cristo es gracia de redención y vence la muerte. 

La Naturaleza expide sus mejores aromas pero nada comparable con la naturaleza humana y divina de Cristo. 

Cuando destilamos las plantas..los aromas viajan y las primeras en ser convidadas son las abejas, las cuales llegan extrañadas en búsqueda del néctar. No encuentran la flor que se entregó para destilar sus propiedades medicinales y obtener su extracto fluido.  Las abejas confundidas rondan sin encontrar la flor, sin poder llevar el néctar y extraer el polén, tan solo el aroma las detiene.  En nuestra vida somos la flor, el néctar es Cristo, el Polén son las virtudes de nuestra vida que esparcimos para obtener otro cultivo que agrade a Dios.

Los aromas curan…los ungüentos que hacemos no solo alivian el dolor…pero realmente nuestro ungüento de salvación es Cristo y en el está la fragancia del Espíritu Santo.


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