Jardines en tiempos de pandemia
Cuando huíamos de la ciudad por
la pandemia en el 2020 y nos refugiamos en una parcela vía a los ermitaños en
Piedecuesta -Santander. La casa contaba con 4 habitaciones y el garaje que
servía de taller de destilación de plantas medicinales, su fachada había sido
pintada por un artista con una rana acostada en relax. Teníamos un pequeño espacio para sembrar un
jardín y una jaula para tener unos pollos semicriollos.
Una de las primeras tareas era
organizar el espacio del jardín para no solo proveernos de algunos alimentos de
huerta casera sino de las plantas medicinales para nuestro laboratorio de
fitoterapia.
Alivien, nuestro emprendimiento
tiene un slogan: “Sembramos un jardín
dentro de ti”. Pero como vamos a ayudar
a otros sino haces el intento por tener tu propio jardín físico y en el
interior.
De nuestro jardín en el 2020 salieron tomates, pimentón, uchuvas, orégano, albahaca, boldo, sábila, flores y aunque hicimos un semillero de pepinos, Morita nuestra gata lo tomo como arenero afectando dicho cultivo.
En Sarajevo hay un poeta
jardinero llamado Teodor Ceric quien escribió un libro llamado Jardines en tiempo
de guerra. En sus viajes en Europa
conocío muchos jardínes de los que tiene memoria y cuenta sus historias.
Aquí un apartado de su libro que
me pareció interesante compartirles: “Un jardín (el jardín propio), viene a decir, es
el último refugio cuando todo alrededor se desmorona. Cuando el individuo se ve
cercado por el horror de una guerra, los dones de la locura o los muros que
acorralan la ciudad el cuidado de un jardín se revela como una vía para la
resistencia, tan pequeña como encender una vela en medio de la noche del
universo, tan suficiente como para alumbrar un mínimo mundo habitable”
Esta
hermosa descripción de buscar en el jardín, la mejor terapia para afrontar la
pandemia y resistir era una necesidad también de tipo espiritual. Era urgente no perder la esperanza en un
mundo nuevo y el jardín se convirtió en un proyecto vital en nuestra estadía en
la montaña. Recuerdo que paralelo a este
proyecto aprontábamos semillas de toda planta especialmente aromáticas las cuales
compartíamos con algunos campesinos de la zona.
En
los textos bíblicos encontramos la Parábola del Sembrador: el sembrador es Cristo, la tierra abonada
somos nosotros (en el mejor de los casos) y la semilla es la palabra que cae en
nosotros y empieza a germinar y dar sus frutos.
Realmente la Palabra de Dios es quien termina sembrando un jardín dentro
de nosotros. Y al dar la buena cosecha,
esa flor hermosa y aromática, Dios la trasplanta a su Jardín Celestial.
Si
entendiéramos la parábola de ésta manera creo que debemos replantearnos y
promover en nuestro entorno cercano jardines. Unas pequeñas macetas con plantas
para preparar nuestros platos…algo que tengamos que cuidar, en donde tengamos
dedicación de estar pendientes de nuestros hermanos menores. Nuestra familia es
también un jardín de relaciones que hay que regar y cuidar con amor, nuestro
interior debe ser un jardín alimentado con la oración, la eucaristía y comunión
con las plantas las cuales nos ayudan a prevenir el estrés y muchas
enfermedades.
Hoy
todo tiene sentido necesitamos nuestro propio jardín físico uno que nos permite
contemplarlo y llenarnos de esa paz y tranquilidad, pero también de ese amor
por la naturaleza reconociendo las maravillas del creador. Un jardín donde la paciencia es necesaria
para ver crecer lo que hemos sembrado.
Todo esto va unido a nuestro jardín interior que se nutre de paciencia,
belleza, contemplación, silencio, oración, esperanza en un futuro. El fruto de nuestro jardín es llevado a la
mesa familiar, en un plato, en una bebida aromática medicinal y ese encuentro
de jardines con el jardín familiar se va trasplantando el amor. De esta manera se teje o se cultiva entre el
cuidado de nuestros hermanos menores las plantas, nuestro corazón y el cuidado
por nuestra familia varios jardines.
El
jardín es una expresión reciproca de cuidado que nos lanza a compartir con
otros con alegría lo que hemos cultivado.
Nadie guarda para sí lo que cosecha en su jardín. Solo en el compartir da sentido a su proyecto
de jardinería. Y el Gran Jardinero vendrá
por la flor más hermosa que hemos cultivado y estaremos dispuestos para ser
trasplantados a ese Jardín Celestial que nos espera.
Comentarios
Publicar un comentario