Mes del Árbol
En estos días en una video llamada hablaba con mi hermana en Estados Unidos y el niño pequeño de un año me mostraba todos los cuentos que le prestaban de una biblioteca cercana. Me llamó la atención que mi hermana me contaba que en una de esas salidas le enseño a mi sobrino abrazar los árboles. Y cada vez que salía y veía un árbol corría hasta él y lo abrazaba. Estas son las cosas que como madres se debe enseñar a los hijos y que a veces olvidamos.
Una de las actividades que realizábamos con los scout de un grupo franciscano años atrás era visitar San Gil y el ir al Parque Gallineral esta era la oportunidad para tomar fotos abrazando los arboles. Detrás de la foto lo más importante era el Encuentro con la Naturaleza entre el hombre y un ser sintiente creado por Dios. Era imposible para uno solo abrazar un árbol y entre todos lo rodeábamos y le abrazábamos en circulo y le dábamos gracias por su existencia. Son aquellas experiencias que nos permiten comulgar con la naturaleza. Y aunque no somos expertos en arboterapia si estamos seguros que ese intercambio entre el árbol y nosotros deja huella en el corazón. Recordemos que este tipo de ejercicios en los niños despiertan el respeto por la naturaleza como nuestros hermanos menores.
Cuando tuvimos la Granja para Victimas de Minas en Girón al lado de la casa teníamos un árbol que nos daba sombra. Con las lluvias frecuentes el árbol se partió y la mitad cayó frente a la casa afortunadamente no tuvimos nada que lamentar. Por seguridad para los que habitaban la casa decidimos cortar la otra mitad del árbol. Nos lamentábamos sacrificarlo completamente pero era la mejor decisión.
En la granja no teníamos las herramientas para cortar un árbol y le pedimos el favor al grupo del programa de Reintegración que cumplía sus horas sociales por ley de Justicia y Paz que nos cortara el árbol con una motosierra. Cuando me preguntaron que deseaba que hiciéramos con la madera. Yo les dije: "necesito 12 butaquitos de madera" luego me preguntaron por qué doce? Yo les dije pues 12 son los apóstoles. Ellos guardaron silencio a la respuesta. Al día siguiente encontré los 12 butacos que les pedí. Allí empezaron a sentarse las victimas y los victimarios para un proceso de reconciliación a través de un proyecto productivo que logramos con la Fundacion Gente Ecopetrol.
Una manera de reconciliarnos también con la naturaleza fue aprovechar el recurso maderable para un kiosko que hicimos con voluntarios. Y los butacos se pintaron de colores dentro del kiosko.
Si antes teníamos sombra hoy teníamos kiosko y un espacio más cómodo para nuestras reuniones en favor de las Víctimas del Conflicto Armado.
Y en la finca destinada a las victimas de minas para su rehabilitación, con la Iglesia Luterana realizamos una jornada de arborización
Y en aquel lugar donde el árbol estaba hicimos un jardín.
En estos días que vimos en televisión la noticia de la tala de árboles en nuestros bosques y como los ataban en forma de chorizo para trasportarlos encadenados por el río. Me dolía profundamente la forma como nos hemos convertido en depredadores del medio ambiente.
Fue tanta la impresión que en la noche tuve una pesadilla...la verdad es que no acostumbro a tener pesadillas. Nadaba contra la corriente en el río y sentía espesa y aceitosa el agua en la noche. La única luz que iluminaba era la luz de la luna que me permitió ver que venían unos troncos que trataban de aplastarme. Como puede logre apartarlos y pude ver al crucificado, los maderos de la Cruz venían con Él. Yo solo busqué llegar a los pies de la Cruz para poder salvarme. Como pude llegue hasta los pies del madero que flotaba en el agua y me aferre a Él en completo silencio.
Tal vez solo sea una pesadilla, tal vez sea la oportunidad para que nos demos cuenta que existen pecados contra la Creación y la plenitud de la Creación que es Cristo. No hemos sido misericordiosos con nuestros hermanos menores.
"Y el Rey les dirá: "En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hiciste" Mt. 25, 40
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