Necesitamos cosechas no de muerte sino de Vida
Semillas para la Paz
Cuantos años han pasado desde que nuestros profesores de primaria nos colocaron la tarea de sembrar una semilla -un grano de frijol o de arveja en un vaso con algodón. Uno de nuestros primeros experimentos para enseñarnos el proceso de germinación. Recuerdo esta tarea con mucha alegría primero porque había que darle unas condiciones a la semilla para que germinara...una cuna de algodón humedecida y una caja para cubrirla de la luz. Todos los días levantábamos la caja y observábamos como estaba creciendo y tomábamos las medidas y registrábamos en nuestra bitácora los cambios para llevar a la clase.
Preparar el terreno para la semilla, aprender a cuidarla y llenarse de paciencia.
Hoy recordamos el pasaje del evangelio del Sembrador. Jesús esparce la semilla. Alguna cae en tierra en el camino y se la comen los pájaros, otra entre piedras las cuales se secaron pronto, otras entre espinos que se sofocaron al crecer y otras en tierra abonada y estas sí que dieron buena cosecha.
Es tan abundante la semilla que el sembrador la dispersa con la esperanza que esta se multiplique y de una gran cosecha...tiene la esperanza y fe que caerá en tierra fértil...en un momento propicio.
En alguna parte leía que las semillas son inteligentes...ellas empiezan su proceso de germinación cuando están dadas las condiciones propicias para salir.
En mi labor con las plantas medicinales tenemos una pequeña huerta en donde aprendemos a cuidar y a llenarnos de paciencia para luego sacar provecho a cada planta en cada uno de los productos que realizamos. Seleccionamos las semillas y también las estacas de cada planta para sembrarlas.
Me pregunto si estamos sembrando y que tipo de semilla estamos sembrando a nuestro alrededor. También me pregunto si somos tierra fértil o una zona árida que hará que la semilla no prospere. O acaso una zona asfixiante que no permite que se desarrolle la semilla.
Muchas veces reflexionamos si somos semilla, si somos el sembrador dispuesto a sembrar día tras día o que tipo de tierra somos.
Si fuera semilla quisiera ser la de un árbol fuerte donde permita que aniden los pajaros y pueda tener frutos abundantes que permitan ser alimento para muchos y que a su vez genere más semillas. Si fuera el sembrador escogería bien mi semilla, abonaría bien el terreno (mi pareja, mi familia, mis amistades, el lugar de trabajo, los lugares que frecuento) y si fuera tierra...estaría bien dispuesta para recibir la semilla para hacerla germinar con todos los nutrientes.
Jesús siembra para recoger...siembra y esparce su reino....la semilla es su Palabra que crece en el corazón del hombre y lo hace sabio a las cosas de Dios. Esa semilla en el corazón solo crece si hacemos la Voluntad de Dios...y solo si vivimos el Evangelio seremos semilla del Amor de Dios para los demás.
Mi primer curso certificado fue con la Federación de Cafeteros a los 18 años en Guaduas Cundinamarca. Aprendí a hacer viveros de café para cambiar el cafetal viejo por uno nuevo. Las semillas las seleccionábamos de la cosecha e hicimos un pequeño vivero experimental para empezar a cambiar las matas que ya habían cumplido su ciclo. Este tipo de tareas requiere preparar la semilla: el cafe tiene un mucilago, que con el agua y el proceso de fermentación se retira quitándole la cascara y dejando la pepa para secarla. Es necesario escoger las mejores semillas para iniciar el vivero.
A mis 50 años creo que continúo mi trabajo de ser sembrador (como docente, pedagogo y sacerdote) la cosecha del reino es una tarea de preparar la semilla, de preparar el terreno, de cuidarla y de tener paciencia, de esperar a Cristo que vendrá para que aparte la cizaña y la lleve al fuego para poder recoger la cosecha.
En estos días salió a la luz el informe de la Comisión de la Verdad...informe que desde la orilla de las victimas de minas ayudamos a construir. Un informe con diez volúmenes. Ayer conocimos uno de esos volúmenes, el de Niños, Niñas y Adolescentes en el conflicto armado, sus afectaciones. Es realmente incalculable no solo el numero de niños sino el dolor infringido a estas generaciones de niños afectados. 64.084 niñas,niños y adolescentes perdieron la vida(1995-2018); 28.192 fueron desaparecidos de manera forzada 1985-2016); 6.496 fueron secuestrados(1990-2018); 3.049.527 fueron victimas de desplazamiento forzado (1985-2019); 16.238 fueron reclutados (1990-2017) Me impacto un relato de un niño que buscaba a su padre entre las fosas y a su vez reflexionaba sobre el tipo de país donde estaba.
Este informe puede ser la semilla que estamos esperando. El slogan de este legado de la comisión es "Hay futuro si hay Verdad" y recordaba que la Palabra de Dios es una palabra de Verdad. Este informe debe tener un impacto en estas generaciones naturalizadas por el conflicto, el terreno tal vez sea el propicio para sembrar dando a conocer el informe. Pero debemos preparar el terreno y más aún sensibilizar los corazones para que entre todos podamos hacer un esfuerzo por Cuidar la Paz...solo con acciones concretas podremos devolverles a nuestros niños un Pais en donde vayan al campo a sembrar y no a buscar a sus muertos. Necesitamos cosechas no de muerte sino de Vida.
Este es un llamado a unirnos y no ser sordos al llamado de la Comisión de la Verdad y con este legado del informe a Sembrar semillas de Paz en nuestros territorios empezando con los más pequeños. Desempolvar nuestro Movimiento de los Niños y Jóvenes por la Paz (una buena semilla guardada que debemos sacar del banco de semillas para volverla a sembrar, experiencia que nacio hace 26 años)
Es el momento de tomar decisiones si somos semillas para la Vida o semillas para la Muerte. Es el momento de convertirnos en Sembradores de Esperanza y de Paz y es el momento de ser tierra fertil.
Comentarios
Publicar un comentario