Retazos de mi Hábito
La costurera muy habilidosa corta la tela según el molde y elabora el vestido con las medidas justas para dar elegancia al traje y siempre dejaba caer los recortes que no iban en el vestido. Alguna vez veía a mi abuela con montañas de retazos de telas que sobraban de varios colorines. Pero yo me preguntaba ¿A dónde iban a parar los retazos?. Un día entre a la habitación de mi abuela y vi la colcha de retazos más hermosa que jamás había visto. Ese día comprendí que aquello que uno cree que no tiene valor y si está en las manos adecuadas y le da forma se convierte en algo valioso.
Alguna vez te has preguntado ¿Cómo
te vas a presentar ante tu Dios después de la muerte? Pues él nos espera en un Banquete
Celestial. Lo que he escuchado es que
llevaremos una túnica blanca, resplandeciente.
Me preguntaba ¿Quién nos dará la
túnica? Y recordaba la historia del Hijo
Prodigo en donde el padre mandó traer la túnica porque el hijo que creía muerto
había regresado a la vida. Y porque en
su corazón se había arrepentido de lo que había hecho. Una historia de dolor y de arrepentimiento
que le dio derecho a tener la túnica para celebrar un banquete de la
reconciliación.
Y es que la túnica se hace de
historias…de pedacitos de historias que debes unirlas.
Creo que mi túnica es más bien
artesanal. Creo que mi túnica estará
hecha de retazos de historias. Creo que
mi túnica estará confeccionada de encuentros de luz que abrieron puertas e
iluminaron caminos. Creo que mi túnica
llevará lo mejor de cada una de las personas con las cuales me encontré y me
aportaron a mi vida y yo también les aporte.
Creo que mi túnica no será sintética sino muy natural. Creo que mi túnica reciclara el dolor para
dar alegría. Creo que mi túnica será unida
con el hilo del amor el cual resaltará la unión de cada una de las historias
para darle sentido. Creo que mi túnica solo puede brillar y ser resplandeciente
si en mis historias están llenas del perdón. Creo que mi túnica al final cuando la tenga
hecha la compartiré con el mendigo o quien vive en la desnudez…solo así en el
desprendimiento, en la renuncia obtendré la túnica resplandeciente para estar a
la mesa con el creador.
Y de esta manera cuando termine mi vida, la túnica
de Carmelita…irá a parar de tela en los escapularios de niños, jovenes y adultos para que podamos unirnos en la oración. Un retazo que permitirá otras historias de encuentro con Cristo a través de la oración.
Quiero compartir este poema que
encontré y afianza lo que he venido meditando en la oración. Espero te sea útil en tu vida espiritual.
Cora Coralina –Poetisa Brasilera-
“Estoy hecha de retazos,
pedacitos coloridos de cada vida que pasa por la mía y que voy cosiendo en el
alma.
No siempre son bonitos, ni
siempre felices, pero me agregan y me hacen ser quien soy.
En cada encuentro, en cada
contacto, voy quedando mayor…en cada retazo una vida, una lección, un cariño,
una nostalgia…que me hacen más persona…más humana, más completa.
Y pienso que es así como la vida
se hace: de pedazos de otras gentes que se van convirtiendo en parte de uno también. Y la mejor parte es que nunca estaremos
listos, finalizados…siempre abrá un retazo para añadir al alma.
Por lo tanto, gracias a cada uno
de ustedes, que forman parte de mi vida y que me permiten engrandecer mi
historia con los retazos dejados en mí.
Que yo también pueda dejar
pedacitos de mí por los caminos y que puedan ser parte de sus historias.
Y que así , de retazo en retazo
podamos convertirnos, un día, en un inmenso bordado de “nosotros”.
¡Gracias Tribu por los pedacitos de ti que hay en esta común-unidad!
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