El dolor se transmuta en alegría
Nos encontrábamos realizando un
mural con un artista santandereano sobre el tema de desminado en una de las
fachadas de un colegio del departamento del Meta. Uno de los jóvenes de uno de los colegios del
municipio de Puerto Rico-Meta se colgó de uno de los árboles y una de las ramas
se partió. Nadie de los que estaban allí
presentes dijo nada, parecía no importarles.
Al observar esta situación me dio dolor ver la rama partida. Pregunte a la gente cuál era ese árbol y me
dijeron: “es un Almendro Indio”. En la
noche la escena se repetía del joven que por diversión partió una rama. Averigüé sobre las propiedades del Almendro
Malabra (terminalia catappa) y encontré que era un potente antioxidante y
hepatoprotector, servía para personas con VIH y era un anti-inflamatorio. Por otro lado nos brindaba energía con tan
solo unas gotas en el agua, la cual la purificaba. Y para los peces las hojas son especiales
para purificar el agua de los acuarios y es un anti estrés.
Mural elaborado por el artista Franklyn Arcila Piaguaje. A la izquierda observamos uno de las ramas de un árbol de Amendro Indio.
Al día siguiente regresamos a
terminar el Mural y rescate todas las hojas de la rama partida para llevarlas a
Bucaramanga a destilarla en nuestro laboratorio. Desde el 2018 destilamos Amendro Indio y hace
parte de nuestros productos ALIVIEN.
Desarrollar empatía con la
naturaleza nos mueve a realizar acciones en beneficio de ella y por ende se
refleja en nuestra calidad de vida.
Recuerdo los indicadores que
debía colocar como docente en el Colegio Franciscano del Virrey Solís en la década
del noventa. Uno de ellos tenía que ver
con la empatía: “ El estudiante debe ser más empático con sus compañeros”. En otras palabras ponerse en el zapato del
otro. Ese proceso no es nada fácil pues
es en la convivencia donde se aprende a ser empático.
En mi voluntariado como
coordinador departamental, nos dedicamos a la Asistencia a Victimas con la
Campaña Colombiana contra Minas, no solo debemos interactuar con el campesino
que llegaba afectado por este flagelo, sino también la familia y todas las
consecuencias físicas, emocionales y psicológicas en su proceso de
rehabilitación. Una y otra vez, niños, jóvenes
y adultos llegaron a la Granja de Victimas de Minas durante 10 años. Uno empieza a preguntarse sobre la
degradación del conflicto y del ser humano, al igual que el daño que hace a una
persona, familia y comunidad en general el uso indiscriminado de las minas
antipersona. Muchas veces esas historias
nos arrugan el corazón. Son verdaderas
tragedias.
Poco a poco ese dolor que vivían
las víctimas en la granja se convirtió en mi dolor. En una lucha continua para lograr la
rehabilitación física y psicológica. En
un afán para que se sintieran “útiles para la sociedad”. Aceptados y no
discriminados.
Lo que al otro le duele…debería
dolernos a nosotros. Pero no todos comprenden que el dolor empieza a
transformarnos. No se trata de buscar el
dolor, se trata de sentir el dolor en las entrañas para movernos a hacer algo
por el otro…eso es Misericordia.
Si alguna vez has sido
misericordioso, entonces debiste comprender el dolor del otro, de nuestro
prójimo o próximo y eso te llevó a movilizarte.
No se entiende la Misericordia como algo estático sino como algo
dinámico, en donde buscamos el bienestar del otro. Renunciar a nosotros mismos por el otro.
Recuerdo una víctima de mina que
tenía una calcificación en uno de sus ojos por una esquirla y en la Foscal le
hicieron un raspado en ese ojo. Esa persona
se revolcaba prácticamente del dolor en la cama. Algo dentro de mí sentía ese dolor. NO podía tener personas alojadas en la Granja
sin medicamento y acudi desesperadamente a la Cruz Roja Internacional quien me ayudo
para comprar el tramadol y a la Iglesia Luterana quien se hizo presente y dono
medicamentos para todos en la granja.
Si algo nos duele, eso nos mueve. Eso debe transformarnos como Cristianos.
Muchas veces Jesús se conmovía de
ver la enfermedad, la discriminación, la dureza de la ley en el corazón del
hombre y como Hijo de Dios se dolió “se tocó” y los tocó “imposición de manos”.
Oraba con ellos, daban gracias a
Dios por el Milagro en sus vidas y daban testimonio de que el Señor los había
sanado.
Dejarse tocar por una realidad y
tocar al otro para levantarlo, para sanarlo para que reestablezca su lugar en
la sociedad y su lugar como Hijo de Dios es tal vez la tarea que Cristo y la
que Tú tienes hoy.
Te invito a consultar sombre la Sinestesia y el Tacto-espejo. En alguna oportunidad escribía sobre lo
hipersensible al dolor para un sacerdote.
Es verdad ellos sufren en silencio.
Sufrimos porque vemos el dolor en el otro y algunos imponemos las
manos. Ese dolor se transmuta…ese dolor
pasa al sacerdote. Jesús Sumo Sacerdote tomó la palabra y dijo: “ Vengan a mí todos los
que están afligidos y agobiados, y Yo los aliviaré”.
Mt.11,28.
Hace
unos días visitaba una persona que tenía dolores de cabeza, los cuales prácticamente
la incapacitan. Oramos en familia e
impusimos las manos invocando su presencia.
Los siguientes días he sentido unos lancetazos en la cabeza que nunca había sentido, me han hecho arrodillar
del dolor ante el altar. Solo puedo
aliviar ese dolor cuando se ofrezca al Señor en el altar. Cuando le entreguemos todo ese dolor como
ofrenda en la Eucaristía. El puede
aliviar nuestra carga, darnos fortaleza para que continuemos en este valle de
dolor.
Si no somos capaces de dolernos
de lo que pasa a nuestro alrededor, si cerramos los ojos a la realidad seremos llamados indolentes. Pero si tú no eres Misericoridioso, al final
Él no será Misericordioso contigo.
“Porque el juicio será sin misericordia para el que no ha
mostrado misericordia. La misericordia triunfa sobre el juicio” ().
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