¿Dónde me has plantado Señor?

 ¿Dónde me has plantado Señor?

Por: Pbro. Guillermo Alexander Gil Sayer-Cooperante Carmelita Anglicano

A veces nos sentimos inconformes del lugar donde vivimos, de las personas que escogimos para ser pareja y conformar una familia y vivimos amargados.  Es que… ¡yo si soy de malas! Decimos una y otra vez.  Un ambiente de negativismo rodea nuestra existencia, pues no aceptamos nuestra realidad.

Dios sacó a Abraham de Ur de Caldea para llevarlo a una región desconocida e inhóspita y habitada por otros pueblos, en donde su descendencia le toco guerrearla para conquistarla y tomar en posesión la tierra que Dios le prometió.  No fue nada fácil. 

Me pregunto ¿dónde te ha plantado Dios?.  En el paraíso…en el huerto del Edén.  Tal vez no es así.  Te ha plantado en una familia en la cuál tú eres el árbol que crece y sobre él muchos encuentran sombrío, alimento y descanso. Te ha plantado y te cuida en tu propio jardín.  Te ha plantado para que des frutos y en abundancia.

Puedes también ser un higuera que no de frutos y pronto el sembrador la tomará, la arrancará y la echará al fuego.  Puede que también seas cizaña y pronto al final de la cosecha el sembrador la apartará y la echará al fuego.

Hagamos un silencio interior para responder esta pregunta ¿En donde me plantaste Señor y que esperas de mí?  Utiliza esta imagen para reflexionar


Quiero compartir que nos dicen los profetas jeremías. Isaías  y Ezequiel.  El ejemplo de siembra en la Biblia por excelencia es la Viña. La siembra de la Vid o de la uva.  Y este fruto se da en abundancia y por tanto de esa plantación deben salir los mejores vinos.  Lo que nos permite encontrarnos en comunidad y celebrar.

Jeremías 31:5

De nuevo plantarás viñas en los montes de Samaria; los plantadores {las} plantarán y {las} disfrutarán.

Eso es tal vez lo que nos falta disfrutar la siembra de Dios, el cuidado de la plantación, el recoger la cosecha.  Nos pasamos la vida quejándonos, atesorando tal vez la cosecha y no la estamos disfrutando. No estamos viviendo el presente.  Estamos dando el vino a otros, el mejor vino de nuestra cosecha lo estamos desperdiciando.  Porque creemos que no es el mejor y subvaloramos lo que tenemos, el esfuerzo que hemos hecho por dar ese fruto.  Es el momento de replantear y dar tiempo para el disfrute.  Disfrutar cada etapa de la siembra y de su producto.

Isaías 37:30

`Esto te {será} por señal: Este año comeréis lo que crezca espontáneamente; el segundo año lo que nazca de por sí, y en el tercer año sembrad, segad, plantad viñas y comed su fruto.

Todo es un proceso, debemos escuchar las señales. Algunas veces se nos llama a sembrar en el tiempo que es, otras a aporcar y cuidar el sembrado, otras a estar pendiente de las plagas que quieren acabar con la cosecha, a apartar la maleza del cultivo, estando vigilantes en todo momento.  A regar y nutrir la tierra con fertilizantes a recoger los frutos maduros y a sentarnos en la sombra y disfrutar de ellos.  Pero no olvidemos lo importante que es dejar descansar la tierra y por ello también debemos preveer y aprontarnos.

Ezequiel 28:26

`Y habitarán en ella seguros; edificarán casas, plantarán viñas, y habitarán seguros, cuando yo haga juicios sobre todos los que a su alrededor la desprecian. Y sabrán que yo soy el SEÑOR su Dios.'"

Una de las necesidades de nuestro mundo actual es la seguridad alimentaria.  Vivir seguros, tener nuestra vivienda y un cultivo –alguna plantación- de donde sacar nuestro alimento y  sustento.  Muchos desprecian la vida del campesino, del que cultiva con gran esfuerzo y a rayo del sol por eso no valoran lo que llega a sus mesas y menos bendicen a quienes hicieron posible que el alimento llegue a nuestras casas.

Al final dice Ezequiel “Y sabrán que yo soy el SEÑOR su Dios” sólo reconociendo a Dios en cada momento de nuestra vida porque como dice el dicho “no se cae ninguna hoja del árbol sin la voluntad de Dios”. De que sirve Sembrar, Cuidar el cultivo y recoger la cosecha sino lo tenemos presente a Él.  Sólo el que es capaz de reconocer a Dios en la plantación puede compartir la cosecha con el que no tiene,  porque así como somos generosos, Dios será misericordioso con nosotros. Y así vendrá el Juicio donde se nos medirá por el amor..por cuidar de la “Casa Común” y compartir el producto de la viña con el hermano.

Me he preguntado todos estos años ¿qué es ser guardián de la Sangre de Cristo? .  Es ahora como se comprende que es en la plantación, en la viña, en el racimo, en la uva y en el vino.  Jesús escogió esta fruta de la uva como parte de un proceso para darse a los demás.  Ser guardian de todo el proceso para reconocerle generosamente en la cruz y darse sin medida por nuestra Salvación.  La cruz es el árbol plantado para nuestra salvación que dió frutos en un amor desmedido por la humanidad.

Dios plantó a su único Hijo en medio de nosotros con un propósito, la redención del mundo.  Dios te plantó en algún lugar del mundo y también tiene su propósito.

Bendigamos el lugar que Dios nos ha plantado, Bendigamos el proceso de nuestra plantación, bendigamos la cosecha y sus frutos.  Disfrutemos de lo que hemos sembrado hoy con nuestros seres queridos, sirvamos el mejor vino en nuestras mesas fruto de la cosecha…compartamos con el que no tiene nuestros productos y ofrezcamos a Dios los mejores frutos, ser agradecidos con Dios y con la tierra!

Desde ahora no te vuelvas a quejar porque Dios te ha plantado aquí!


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