Aroma del Alma

 



Miles de olores han pasado por nuestra vida descubiertos en muchos de los lugares que hemos visitado. 

Desde las cloacas de los ríos contaminados en donde vierten las aguas negras de barrios marginales y de talleres que vierten los aceites de carros en el río de Oro en Girón, hasta cascadas que brotan de manantiales de agua pura o el olor a sal marina cuando estábamos en la costa.  El olor con cada ola mientras disfrutamos de unas vacaciones que llegaba mientras veíamos a lo lejos el sol que se sumerge en la inmensidad del mar.

En el Proyecto franciscano de ayuda a las comunidades en la década del 90 pudimos percibir el olor a pobreza y a miseria en los cinturones marginales de barrios de tabla sin alcantarillado en las riberas del rio de oro.  En esa época me preguntaba si la dignidad tenía también algún olor característico.

En esta época de elecciones, las impresiones de tanta propaganda política y los pendones que cuelgan en cada casa nos hacen creer que vale la pena oler algo nuevo, como si las nuevas ideas (malas intenciones para apropiarse de los dineros de los contribuyentes) vinieran con ese olor sintético de propaganda barata.  El poder político también tiene un olor a podredumbre.   Cada vez estoy convencido que el pecado huele muy mal.

Durante 10 años que lideramos el proyecto de la Granja de Victimas de minas frente a la quebrada la Iglesia percibíamos un olor fuerte muy desagradable en días soleados que a veces hacía insoportable la estadía de quienes estaban allí.  Tal vez el olor más desagradable durante esos años se encontraba en cada reunión con la alcaldía era el olor a la indiferencia hacia las víctimas.  Con la Iglesia Luterana sembramos algunos Caballeros de la Noche para mitigar el olor que expedía la quebrada la Iglesia que llegaba a la casa donde se  rehabilitaban  las  victimas.  Pero tal vez el olor a la caridad y a la solidaridad de muchos que llegaban mitigaba no solo el dolor sino perfumaba el espacio destinado a las victimas de la violencia que se recuperaban de las heridas.

Cuando pequeño algunas veces viajábamos a Girardot y pasábamos por un lugar frente al Boquerón llamado la “nariz del diablo” un aire caliente se sentía sumado a ello el olor al Sogamoso y el olor a llantas y acpm quemado.  La verdad quede aterrado si esa era la nariz del diablo, el demonio debía ser muy grande.  Lo que me tranquilizaba era que estaba atrapado en la montaña…pero olía nuestras almas …las almas de todos los que pasaban por allí. 



Desde pequeño empecé a ayudar en la Parroquia del barrio.  Me llamaba la atención el incensario en especial en semana santa…un olor a resinas, inciensos y plantas aromaticas que agradaban a Dios a pesar que a mi me picaba la nariz.  Pensaba que a Dios le gustaba oler el incienso.  Cuando visitaba el templo de San Francisco en Bogotá se percibía un olor a muchas veladoras combinado con la madera del templo y en algún momento pude percibir muy cerca a los frailes un olor a santidad.  Pero era una idea vaga.

Cuando estuve en el seminario San Pablo en Itagüí-Antioquia descubrí que a Dios no le gustaban sacrificios vacíos, humeantes.  A Dios le gustaba nuestras buenas acciones en beneficio de las personas que necesitaban de nuestra ayuda.  Ese olor le gustaba a Dios.

Vivimos en la Finca el Fical en Girón Santander, en el lugar más erosionado del Área Metropolitana de Bucaramanga, sin embargo es uno oasis en medio de tanta contaminación.  Al oriente tenemos la  ladrillera Bautista, al sur los Mecón con la quema de carbón con piedra caliza, particulado que queman en la noche para evitar las sanciones ambientales, al occidente la ladrillera rojas y al norte la EMAB con el basurero del carrasco en donde los olores a veces son insoportables.

El olor del basurero de la ciudad es el olor de una sociedad indolente con el medio ambiente.  Es la cloaca del desperdicio de la sociedad, es el vertedero de tantas cosas que no necesitamos que nos incita el consumismo, es la desobediencia de Alcaldes que no cumplen lo que los jueces y autoridades ambientales exigen.  A su alrededor no solo están los chulos que buscan en la carroña y que son espantados por débiles caucheras y pólvora, sino otros chulos más depredadores que se quieren lucrar del negocio de la basura.  La basura en nuestra sociedad es un negocio.

Alguna vez me preguntaba un amigo como eran los olores al lado del basurero.  Y le dije es como cuando tienes la basura de tu casa varios días y abres la bolsa y metes la cabeza y cierras la bolsa con tu cabeza adentro y la basura te sofoca y tiene una acidez que te da nauseas.



Sin embargo Dios me sembró aquí en el centro  de tantos olores desagradables y de tanto pecado ambiental.

Hoy tuve la oportunidad de escuchar un testimonio de una psicóloga llamada Carolina de Jesús  https://www.youtube.com/watch?v=vMYh4M4jfcI  Ella tuvo su proceso de conversión y percibió el olor de su alma apartada de Dios. Ella decía: "Hasta sentí el mal olor del estado de mi alma, pero Él no mostró rechazo ni asco por mi".

 

Eso me llevó a reflexionar y hacerme la pregunta ¿a qué huele mi alma?.  Tal vez no tengo el don como Carolina para oler mi propia alma, ni para oler el alma de los demás pero tal vez si he percibido el olor a santidad llamado osmogenesia.  Recuerdo el recinto donde celebraba la eucaristía en tiempos de pandemia y cuando llegue a guardar las cosas y a dar las gracias a Dios pues desde allí habíamos llegado a muchas personas que necesitaban de la eucaristía, en ese instante un olor a rosas inundó el lugar.  La Santísima Virgen María se hizo presente con su olor característico para decirme que ella siempre estuvo conmigo en cada celebración.  Recordé que al final de la misma siempre pedíamos la intercesión de la Virgen por los enfermos del Covid y personas que por su salud se encontraban confinadas en pandemia.  Para mí,  percibir ese olor fue motivo de agradecimiento de la Madre del Hijo de Dios.

En el taller de destilación de Plantas medicinales elaboramos un perfume de uno de los integrantes del mercado campesino UIS que tiene plantación de la Guayaba amazónica.

Perfume de Arazá, una fruta exótica.  Con un 70% de alcohol etílico de arazá al 96%, 20 % del fijador Benjui y 10% de glicerina vegetal.  Un  olor cítrico dulce muy agradable que despierta los sentidos.  Sin embargo, no hemos logrado que permanezca por mucho tiempo en la piel.  Tal vez es mejor sacar el aceite esencial para lograr mejores resultados.


Elaboración de perfume de Arazá

Al elaborar perfumes me he dado cuenta que es necesario siempre un fijador, utilizo la resina de Benjui y la glicerina para que permanezca más tiempo en la piel.  Aún me falta experimentar con otros productos naturales para que el aroma se fije más tiempo y podamos disfrutar de él.

Tal vez nuestro aroma de santidad deba fijarse, tal vez sea fortaleciendo nuestra fe, con la oración personal y con la caridad a nuestro hermano(a).

Alguna vez vi el documental de una mujer que llegaba a casa y su perro le lamía cerca a la clavícula, ella se preocupó porque siempre que llegaba era reiterativo que el perro se le lanzaba al mismo punto a lamer.  Se hizo exámenes y encontró que tenía un tumor.  Gracias a su perro que olió la enfermedad pudo salvar su vida.  Algunas personas huelen la enfermedad y si tienes buen olfato puedes diagnosticar a tiempo la misma https://theconversation.com/se-puede-oler-la-enfermedad-de-parkinson-208402

La iglesia ha documentado casos de Osmogenesia como el martirio de San Policarpo en 155d.C cuando fue arrojado a la hoguera y en vez de carne quemada despedía un olor a resina o incienso costoso.  O el olor de los estigmas del padre Pio y San Francisco de Asís, o el de Santa Teresita de Liseux de rosas.  O en el momento de la muerte de algunos Santos.

La conversión personal implica asumir a Cristo y solo al impregnarnos de su amor y de llevarlo a la práctica tendremos un buen olor de Cristo, sólo este aroma agradará a Dios.

 

 “¡Gracias sean dadas a Dios, que nos lleva siempre en su triunfo, en Cristo, y por nuestro medio difunde en todas partes el olor de su conocimiento! 15. Pues nosotros somos para Dios el buen olor de Cristo entre los que se salvan y entre los que se pierden: 16. para los unos, olor que de la muerte lleva a la muerte; para los otros, olor que de la vida lleva a la vida. Y ¿quién es capaz para esto?»

II Corintios, 2: 14-16

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