Una fobia que nos aparta el Misterio del dolor
Hace unos años atrás atendí unas
victimas de mina en su proceso de rehabilitación a las cuales una mina
antipersona les destruyo las manos. Me entregaron las radiografías de sus manos
donde se podía ver la amputación de algunos dedos y se las entregué a un joven
artista de la UIS para plasmar una obra que terminó siendo la portada el
informe de minas antipersona de la región nororiente a la Justicia Especial
para la Paz -JEP en abril del 2019.
Obra “El Soñador”
pintura al Oleo sobre lienzo del artista
del Post-Conflicto Franklin Arcila Piaguaje 2018. Inspirada en radiografías de las manos de las
victimas del Sur de Bolivar afectados por las minas antipersona en el 2017.
De Rodín y su escultura el
Pensador a las Puertas del Infierno damos un salto al mismísimo infierno. Un salto abrupto en donde el pensamiento es
inundado por el dolor y tal vez la desesperación por un no futuro. Un historia de vida despedazada y que
extiende su mano y no encuentra ayuda.
Los rostros del no puede ser y de la impotencia.
Nadie da un peso por capturar el
dolor en un cuadro como estos que muestra una tragedia que puede ser la de
muchos colombianos víctimas del conflicto armado. A veces nos exaltamos cómo es posible tanto
dolor en una obra de arte. Y nos
cuestionamos si la belleza tiene cabida para el dolor.
Un sacerdote psicólogo amigo me
envió un video explicativo del Ensayo “La Sociedad anestesiada por la Fobia al
dolor” del Filósofo surcoreano Byung –Chul Han,
y veía todas las implicaciones que trae en la sociedad el hecho que
hayamos desarrollado una Algofobia. Este
miedo irracional al dolor y a todo sufrimiento nos sitúa claramente en una
cultura de la muerte. Salimos de la Pandemia y no queremos saber de virus,
dolor, sufrimiento o muerte.
He tenido la oportunidad como
Clérigo de acompañar a los enfermos y las familias y de ministrar la unción de
los enfermos. Recuerdo una amiga me
solicitó con urgencia ir a llevar la unción de los enfermos para una amiga que
estaba sufriendo y estaba a punto de morir.
Era tal el dolor y la desesperación que la familia había tomado la
decisión de llevar a un profesional y practicar la eutanasia. Ni querían verla
sufrir más ni querían experimentar en familia el verla sufrir. Cuando ingrese a
la habitación, esta mujer desesperada y con problemas respiratorio gritaba “Padre,
ayúdeme…Padre, Ayúdame”. Como Sacerdote oramos por la mujer, la ungimos con el
aceite y le dimos la absolución como también la Santa Comunión. Me despedí, le abrace y le bese. Al finalizar salí del cuarto y me cruce con el
paramédico a quien solo lo mire a los ojos y le dije: “El Señor te Bendiga”. Creo que prefirieron sedarla.
En otra oportunidad llegó una
persona con melanoma cancerígeno, el cual crecía en su pierna en varios
lugares. Al ver los clavos de Cristo en
el Cirio Pascual hicimos un ungüento de caléndula, gualanday y cannabis con uno
de los clavos de cera y lo aplicamos en su herida para que se uniera a la
pasión de Cristo. Practicamente hicimos curación en cada una de sus heridas. De nada servía tener dolor sino se ofrecía ese
dolor a Cristo. Se sufre con un
propósito en la vida espiritual. Meses después
de varios procedimientos y de buscar alternativas los médicos optan por retirar
la pierna en una amputación a la altura de la cadera para salvar la vida. Hoy esa persona que realmente vivió un
calvario con su eps es testimonio de Vida y de Fe.
A veces no sabemos quién es el que
más sufre si la persona en cama el cual
está sedado o los familiares a su alrededor.
Recuerdo haberme quitado el escapulario de la Virgen del Carmen y
colocarlo a quien realizaba la unción de los enfermos. Eso tranquilizó a sus
familiares pues ahora tenía la Madre del Hijo de Dios acompañándolo. Días después me dicen que falleció y que el
escapulario de la Virgen del Carmen se lo llevó en sus manos.
En días pasados leía un texto de
Francisco Ibarma, carmelita sobre la Teología del dolor en la Biblia y allí encontraba
la actitud de Jesús frente al sufrimiento:
“Acepta sin más todo lo que había determinado el Padre” ya todo estaba anunciado y determinado por
las Escrituras. “El es el Siervo, no
tiene iniciativas propias porque depende absolutamente del Padre” Y es bajo la acción del Espiritu Santo que
descubre “el plan maravilloso del Padre por el que no cabe más que admirarlo y
darle gracias”. La actitud de Jesús “las
penalidades y trabajos normales los
lleva con alegría y paz serenas”, “acepta el Plan de su Padre con todo lo que
conlleva de penas”…”para él dolor sigue siendo un misterio” y cuando Pedro interfiere y se opone al curso
de los acontecimientos, le dice a Pedro “Apártate, Satanás”…”Tu piensas como
los hombres, no como Dios” Mc. 8,33
Voy a tomar textualmente estos
dos literales del documento pagina 221 y 222 literal “c) Jesús no elimina el dolor.
Jesús no conjuró el sufrimiento que asolaba a la humanidad. Es cierto que luchó contra él. En su vida personal no lo buscó para sí. No
fue un masoquista. Se contentó, es este
aspecto, con soportar lo que las circunstancias de su vida le depararon. Sintió
compasión por los que sufrían, cualquiera que fuera la causa y el género del
sufrimiento. Le conmovieron las entrañas
la viuda, que había perdido a su único hijo (cfr.Lc 7, 11-16), la multitud que
le seguía para escucharle y ser curada de sus enfermedades (cfr. Mt 9,27-30), y
tantas otras personas. La misma
Jerusalén, tan ingrata y cruel para con él, amenazada de destrucción por sus
delitos, le arrancó copiosas lágrimas (cfr. Lc 19,41).
Los milagros que obró significaban que el Reino de los cielos empezaba
a entrar y el imperio de Satanás se resquebrajaba (cfr. Lc 10,17-19), pero con
todo, el mal continuaría imponiendo su poder de una manera más contundente de
lo que desearíamos sus pobres víctimas. d)
El sentido del Sufrimiento. Hemos visto
que Jesús no eliminó el dolor ni trato de justificar al Padre porque no lo
suprimía. Nos enseño a darle un
sentido. Esa es la gran aportación frene
a este problema tan trascendental para los mortales. En él y a partir de él, el sufrimiento
comenzó a adquirir un nuevo significado.
Ya se había vislumbrado algo de esta novedad en el pueblo judío desde
que éste tuvo que enfrentarse con el problema del martirio por fidelidad a la
Ley. El martirio no se interpretó como
una desgracia, sino como la culminación feliz de un vida entregada al servicio
de Dios (cfr. 2 Mac 7, 9-13).
Ni la muerte prematura es una desgracia absoluta. El joven creyente, que es arrebatado de
pronto, no para su mal ni como castigo, sino porque “agradó a Dios y fue amado,
y como vivía entre pecadores, fue trasladado” (Sb 4,10). El Espíritu Santo va preparando el camino
para la actividad de Jesús.
Son Juan y Pablo los que reflexionan con más profundidad sobre el tema
y nos han dejado el producto de sus meditaciones. Han encontrado en Jesús lo que buscaban. Según el cuarto evangelista, el sufrimiento
de Jesús expresó el amor que el Padre nos tiene. Pues “tanto amo Dios al mundo, que nos dio a
su Hijo único para que todo el que crea en él no perezca sino que tenga vida
eterna” (Jn 3,16). Este mismo autor, en
una de sus cartas, vuelve sobre el tema: “En esto consiste el amor: no en que nosotros
hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo como
propiciación por nuestros pecados” (1Jn 4,10).
San Pablo interpretó en el mismo sentido el gesto del Padre: “ Si Dios
está con nosotros, ¿Quién contra nosotros? El que no perdonó ni a su propio
Hijo, antes bien lo entregó por nosotros” (Rm 8, 31-32)
¿Por qué acepta Jesús la muerte afrentosa que se le aproxima? El mismo
da una explicación cuando se presenta a sí mismo como el buen pastor, expone
cuál ha de ser su conducta para con su rebaño.
Dice que “da la vida por sus ovejas” porque las ama (Cfr. Jn 10,15).
Cuando se le echa encima la hora suprema de su sacrificio en la Cruz, el
evangelista llega a decir que “sabiendo Jesús que había llegado la hora de
pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el
mundo, los amó hasta el extremo” (Jn 13,1), por lo menos en cuanto a la demostración
externa.
Durante la sobremesa en la cena, él les recordará que “nadie tiene
mayor amor que el que da la vida por los amigos” (Jn 15,13). El amor de Jesús apareció en toda su
autenticidad y fuerza en el trance supremo de aceptar la muerte en cruz por
nosotros. No se trataba solamente de
cumplir el proyecto del Padre o de no invalidar las Escrituras. Había que demostrar claramente a los hombres,
lo que se podía esperar de Dios. Con
esta demostración su amor quedaba claramente garantizado. Así lo entendieron los creyentes…..De hecho,
Jesús no buscó el dolor por el dolor. Se
lo presentaron las circunstancias de la vida.
Pero llegando el momento, lo aceptó y su po darle el sentido que
acabamos de constatar. El dolor en sí,
siempre es un mal, pero puede adquirir un valor positivo. Es susceptible de convertirse en instrumento
providencial para vivir más intensamente el amor, la entrega y la confianza, y
dar testimonio de estas virtudes”.
En días pasados acudí al
asentamiento la Playita en el Sector de Café Madrid para celebrar la vida y el
último dia del novenario de una mujer que falleció. Acompañe a la familia, pude
hablar con ella y el mayor regalo la Paz de Cristo que se quedó con ellos. Durante
este año he enviado medicamentos a personas del sector que no tienen como
adquirirlos. Le hice un comentario a un
sacerdote amigo días después y era “el Señor me envía a ese asentamiento que es
un mar de necesidades” “mi dolor no se compara con el dolor y sufrimiento que
viven esas personas en medio de tantas carencias”. En medio de la pérdida de un ser querido encontré
la solidaridad de muchas familias del sector que acompañaron ese día con
alegría la Eucaristía. Y es en el altar
donde ofrecemos no solo la vida de la persona que fue trasplantada al jardín celestial,
sino el dolor que como familia se tiene por la ausencia del ser querido. Nos
unimos a Cristo en su Pasión, muerte y resurrección.
Los cristianos no podemos asumir
el dolor como una fobia sino como una oportunidad de encuentro con Jesús. Muchas veces atendiendo victimas de mina
antipersona en la granja durante 10 años descubrí que cada sobreviviente decía:
“el día tal de mi accidente nací de
nuevo” y eso era un común denominador. Del dolor de parto de nacimiento y las
extremas condiciones del alumbramiento, pasamos al dolor y padecimiento de
haber pisado una mina y ambos fueron nacimientos para esas personas. Una lógica que a veces no comprendemos. Algunos me preguntaban y ¿dónde estaba Dios
en el momento en que pise la mina? El
estaba volando contigo por los aires y también cayó al suelo y rodo varios
metros. Lo anterior es para decirles que
Dios no es indiferente al dolor, está siempre con nosotros para sostenernos.
Recordemos que el dolor está allí
para darnos a conocer una realidad. Pero
a veces esas realidades como la muerte de un ser querido, una enfermedad, la
soledad, la separación no queremos aceptarlas y para ello buscamos los fármacos. Queremos alejar el dolor anestesiándolo…pero
el dolor sigue y buscamos un fármaco más fuerte para que desaparezca por unos días.
Es por ello que somos una sociedad anestesiada.
Somos nosotros a veces quienes infringimos el dolor a otro y a nosotros
mismos, pero somos nosotros quienes no aceptamos el dolor y buscamos como
eliminarlo.
Las redes o la tecnología, los
likes, el entretenimiento son lo paliativo al dolor. Ante la ausencia de afecto de los padres en niños
y jóvenes la tecnología es lo paliativo.
Cuando nos sentimos bajos de nota, de ánimo necesitamos un coach. Y cuando volvemos a nuestra propia angustia
existencial nos automedicamos o en el mejor de los casos acudimos al
profesional de la salud para que nos llene de fármacos. Y si no nos da algunos
tips para manejar la situación y no nos formula, salimos diciendo que el médico
no nos sirve pues no nos medicó.
Esa manera de comportarnos en la
sociedad de eliminar el dolor hace que las relaciones no sean duraderas. En 2021, se registraron 26.519 divorcios en Colombia. Este
dato representa un crecimiento de casi 7.000 divorcios con respecto a la cifra
registrada el año anterior. En la segunda mitad de la década del 2010, el
número de divorcios en el país sudamericano llegó a su punto más alto en 2019,
cuando se alcanzaron 24.277 separaciones. Al mayor asomo de dolor en una relación es síntoma
de que no hay felicidad en la vida de pareja.
El compromiso declina por evitar toda situación de dolor en la
pareja. Esta nueva percepción afecta la
manera como las nuevas parejas se acercan al sacramento del matrimonio pues
consideran que las situaciones dolorosas no conllevan a la felicidad y así no
es, la vida que se construye en pareja en medio del dolor y los conflictos
diarios.
Ante el desabastecimiento de medicamentos en el
país una alternativa es lo natural.
Nuestro trabajo está inmerso en la Pastoral de la Salud. Distribuimos medicamentos a población vulnerable
que no puede acceder a medicamentos que no entrega el POS y nos centramos en lo
alternativo a través de la fitoterapia.
ALIVIEN es nuestro emprendimiento
y entre los medicamentos naturales para el dolor está el Aceite de cannabis, el
Anamú-llantén para dolores osteo-articulares siendo éste un desinflamatorio, los ungüentos
antidolor cannabis, romero y coca, los alcoholes de plantas medicinales y
antidolor. Ante el estrés para regular
el sistema nervioso la mezcla es el cero estrés forte de 7 plantas medicinales.
Podemos acercarnos al dolor como
parte del Misterio de Jesucristo para vivir la realidad o seguir anestesiándonos
para estar muertos en vida. Tú decides!
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